domingo, 31 de octubre de 2010

Fukuoka - 福岡

Hace aproximadamente un mes me hice una escapada a Fukuoka, una ciudad de Japón a la que nunca había ido y que siempre había tenido ganas de visitar. La oportunidad me la brindó la festividad de Chuseok, de la que hablaré en otro post más adelante.
Playa de Momochi y la Torre de Fukuoka





 Fukuoka se encuentra en Kyushu, la más septentrional de las cuatro islas principales del país nipón. La ciudad siempre se ha caracterizado por su amalgama de culturas: coreana, europea, china y, por supuesto, la local.

Este multiclturalismo viene dado por que desde antiguo Fukuoka ha sido el punto de contacto de Japón con el resto del mundo. Me explico: al situarse en el suroeste del país, tiene a muy poca distancia a Corea del sur, lo que siempre le ha facilitado el comercio marítimo. Es más, está tan cerca de Corea que se tarda menos en ir en avión hasta este país que a Tokio.

Interior del complejo de Canal City: sencillamente impresionante
 La conexión de la isla de Kyushu con Europa se remonta al siglo XVIII. Durante el shogunato Tokugawa (1603-1867), época en la que el señor feudal militar (shogun) gobernó el país con mano de hierro, cerró las puertas de Japón al comercio exterior y aisló al país por completo de cualquier influencia extranjera durante su mandato y los siguientes (más de 250 años). Los pocos comerciantes o cónsules que quedaban (holandeses, los únicos a los que se les permitió quedarse) fueron relegados a la isla de Dejima, en Nagasaki, a dos horas de Fukuoka. Justo cuando el país comenzó a abrirse al comercio exterior, obligado por los Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XIX, Fukuoka fue de los primeros puertos en recuperar la actividad comercial con Europa. De esta manera, fueron muchos los países occidentales que se establecieron aquí para comenzar su andadura empresarial en Japón.


Exterior e interior del Santuario sintoísta Kushida 櫛田神社

El río Naka divide a la ciudad en dos zonas: Tenjin, zona comercial, y Nakasu, distrito de ocio. La primera es una vastísima zona de centros comerciales, tiendas de ropa, etc. que trata de satisfacer el afán consumista que tanto caracteriza a los japoneses. Culturalmente no tiene mucho que destacar, pero sí que merece la pena darse una vuelta por sus modernas calles.

Distrito comercial de Tenjin
El distrito de Nakasu sí puede presumir de tener más interés cultural: el Shofuku-ji, austero y bastante escondido, es, por lo visto, el templo budista más antiguo de Japón, y fundado por el introductor del zen en Japón.
 

Templo Shofuku-ji 聖福寺

El distrito de Nakasu también alberga el Canal City, un complejo comercial cuyo diseño dejará a más de uno muy sorprendido. Personalmente, fue de lo que más me gustó de Fukuoka, ya que su estructura armoniza muy bien con el pequeño canal artificial que lo atraviesa.


Más fotos de Canal City

Sin duda, podría decirse que Fukuoka es una ciudad nipona como otra cualquiera, pero no es del todo cierto. El ambiente que se respira en la isla de Kyushu la hace bastante diferente; es una atmósfera más sureña, con unos lugareños muchos más abiertos al mundo de lo que puede ser un japonés medio y un paisaje más exótico.

Desde mi punto de vista, parece una ciudad muy agradable para vivir, alejada del barullo de urbes como Tokio u Osaka. Con un encanto que me hace pensar por qué no he visitado antes esta moderna y limpísima ciudad. 

Un lugar en el que me gustaría vivir en el futuro. A ver en lo que queda esta idea...

¡Buen fin de semana!

viernes, 29 de octubre de 2010

Momiji 紅葉

El otoño es mi estación del año favorita (al menos desde que vivo en Asia) y la razón es bastante simple: me fascina el Momiji (o Köyö, dos maneras diferentes de leer en japonés la misma palabra escrita en kanji 紅葉).

El Momiji es ni más ni menos que el color rojizo o anaranjado que adquieren los árboles (sobre todo el arce) en la temporada otoñal. Os pongo algunas fotos para que lo veáis:

Fotos tomadas en los jardines del templo Ryoanji, en Kioto, Japón (2007)


Por lo visto solo puede observarse en algunos países del Pacífico, como Corea y Japón, en Mongolia, en China y en algunas zonas de Rusia.
El Momiji suele aparecer a finales de otoño en Corea y a lo largo del mes de noviembre en Japón, conforme va haciendo más frío y avanza el otoño.




 La armonía que se crea de la combinación entre el color de estos árboles con la madera de los templos en Japón es embriagadora. Sin duda, uno de los mayores atractivos del país nipón, especialmente en Kioto, donde el Momiji suele durar más tiempo que en la capital.




Tohoku, la zona norte de la isla de Honshu en Japón, es especialmente famosa por su Momiji, donde empieza a notarse ya a principios de octubre, pues el frío hace sus primeros pinitos antes que en las zonas centrales del país.





Seguramente muchos de vosotros conoceréis el famosísimo Sakura (florecimiento de los cerezos en Japón), ya que tiene bastante reputación en occidente y los japoneses se han encargado de popularizarlo como un elemento cultural más.


Pues bien, el Momiji es, a mi modo de ver, la versión otoñal del Sakura. Un acontecimiento estacional que provoca aglomeraciones bastante desagradables de gente los domingos de otoño.


Una agradable sorpresa que me he llevado este año ha sido ver que en Corea el Momiji no tiene nada que envidiar al japonés. Buena muestra son las siguientes fotos:



Cascada en Gachon, zona oriental del Corea, al este de Seúl

Mientras que el Sakura simboliza lo efímero de la vida, la belleza que muere; el Momiji evoca la melancolía y la soledad, invita a la reflexión y al cambio. Según me han comentado, en Corea se tiene la creencia de que la primavera es la estación de las chicas, por su colorido y viveza; pero el otoño es la estación de los chicos, cuando se sienten más melancólicos y existencialistas.

Que paséis un buen día.

Vuelve el Blog Japón - Corea

Después de un montón de meses sin actualizar, me he decidido a reanudar el blog y, sobre todo, a escribir con asiduidad.

Espero que disfrutéis esta nueva estapa y también podéis ver las actualizaciones en Twitter