domingo, 30 de enero de 2011

Turismo por Seúl II : ソウルの観光 第二章

Seguimos con el turismo por Seúl.

Día 3:

El día tres lo dedicamos a visitar el templo Beongunsa, sin duda el más espectacular de los que encontramos por Seúl. Se encuentra en pleno centro financiero, el COEX (línea 2, estación Samseong), y es espectacular, a la par que extraño, ver un templo entre tantos rascacielos.
                                        Interior del recinto del Beongunsa, rodeado por rascacielos
El templo consta de varios pabellones y durante las festividades del nacimiento de Buda (la fecha varía cada año), podemos contemplar una decoración muy colorida y animada.

Los pabellones están esparcidos por una pequeña montaña. En el pabellón principal podemos disfrutar de una colección de esculturas de Buda bañadas en oro. A diferencia de Japón, los templos coreanos son utilizados por los creyentes para pasar el día, rezar, relacionarse, etc. Es decir, no son simples puntos turísticos, por lo que deberemos siempre respetar a las personas que están orando y mantener silencio.

                                                  Colección de estatuas en el pabellón principal
El símbolo del templo es la enorme estatua de Buda que encontramos al final de nuestra visita. Es bastante moderna, pero no por ello le falta espectacularidad. Además, para los interesados, el templo también ofrece cursos de meditación zen.
Tras la visita al Beongunsa podemos acercarnos al centro comercial de COEX, justo al lado, para almorzar. Se trata de uno de los complejos comerciales más grandes de Asia y se encuentra en el mismo edificio que el Centro de Comercio Internacional.
Por la tarde podemos acercarnos al Parque Olímpico y la zona de Jamsil, igual de comercial que COEX. Para llegar al Parque Olímpico desde Samseong debemos coger la línea 2 hasta Jamsil y hacer transbordo con la línea 8 hasta Moncheongtoseong. El parque fue construido con motivo de los Juegos Olimpicos celebrados en Seúl en el 88 y la zona sirvió de hospedaje para los deportistas. Merece la pena visitar por sus montículos, que se supone que fueron tumbas de reyes desconocidos, y por los agradables paseos en bicicleta, que podemos alquilar por un módico precio.

Día 4:
El cuarto día podemos dejar de lado las visitas monumentales y disfrutar de un paseo en bici por el río Han. Para alquilar una bicicleta debemos coger la línea 7 hasta Tukseom Resort, desde donde podemos comenzar nuestro recorrido bordeando el río hasta el bosque de Seúl (Seoul Forest), al que podemos acceder a través de las indicaciones por un camino un tanto complicado.

                                                               Vistas desde el río Han
A la hora de comer podemos acercarnos a la zona de la Universidad Konkuk, a una sola estación de Tukseom Resort, donde podremos comer en alguno de los puestecillos callejeros.
Por la tarde, y aprovechando que estamos cerca del río, podemos coger un barco para poder llegar hasta Yeoido (media hora aproximadamente desde Cheong-dam), una isla situada en pleno río y conocida como el Manhattan de Seúl. En dicha isla podemos caminar por el largo parque que nos lleva hasta el parlamento, paseo recomendado sobre todo en primavera, cuando florecen los cerezos.
                                                     Cerezos en flor en el parque de Yeoido
Para volver, podemos coger el mismo barco o bien tomar el metro línea 5, estación Yeoinaru, aunque algo alejada del parque.
En el próximo post, volveremos a los monumentos. ¡Buen fin de semana!

viernes, 28 de enero de 2011

Turismo por Seúl I : ソウルの観光一

Hoy voy a comenzar con una serie de posts dedicados al turismo en Seúl. Espero que pueda servir de ayuda a aquellos que vengan a la ciudad de viaje. Quiero dejar claro que esto es un plan de una semana que hice en verano y que, por supuesto, puede variar según gustos. En cuanto al transporte por la ciudad, siemrpre recomiendo coger el metro, barato, limpio y sin cargos extra al hacer transbordo, ya que los conductores de autobús no destacan precisamente por sus dotes de conducción y el tráfico en la ciudad es caótico (cuidado con las motos de repartidores, un auténtico peligro). Vamos con el primer día:

Día 1:

El primer día recomiendo visitar el museo nacional de Corea (National Museum of Korea), gratuito y con una buena colección de esculturas budistas y reliquias históricas que comprenden todas las épocas de la historia coreana. A pesar de lo impresionante del complejo y lo bien expuesto que está todo, sorprende que sea gratuito. Sin duda el mejor museo de todo Corea y es primordial su visita aunque no tengamos mucho tiempo. 
Exterior del museo en pleno invierno

Interior con la Gyeongcheonsa, pagoda de la era Goryo
La joya del museo: una de las esculturas de Buda más famosas del país
 El museo también tiene exposiciones temporales de otros países asiáticos (India, China, Japón, Bangladesh...). Pero sin duda, lo más interesante son las esculturas budistas que se encuentran en el segundo piso. Además, podemos disfrutar de la visita del museo por orden cronológico, con detalladas explicaciones de las diferentes eras de la historia coreana (eso sí, en coreano o en inglés).
Algunas de las muchas esculturas budistas que podemos disfrutar en el museo
El museo se encuentra en la zona de Yongsan y podemos acceder a él cogiendo la línea 4 hasta la estación Ichon. 
Como la visita al museo puede durar varias horas, después es recomendable ir pensando en algún sitio animado de la ciudad para cenar (teniendo en cuenta que en Corea se suele cenar entre las 6 y las 7, claro). Por eso podemos optar, por ejemplo, por Gangnam (explicado en el primer post de este blog), uno de los sitios más concurridos de la ciudad, muy moderno y con muchos lugares para comer. Para llegar a Gangnam debemos coger la línea 2 hasta la estación con dicho nombre (desde el museo podemos coger la línea 4 en la estación Ichon y hacer transbordo en Sadang, donde podemos montarnos en la línea 2).


Muchos preguntarán por qué no he puesto Itaewon como destino después de la visita al museo, pues se encuentra muy cerca de este. La razón es simple: es una zona que detesto. A principios de siglo era el lugar de residencia de los colonizadores japoneses, para llegar a convertirse en lugar de residencia de los soldados norteamericanos tras la guerra, pues cerca hay una base estadounidense. Creo que no hace falta que siga explicando los motivos por los que no recomiendo visitar esta zona plagada de "machotes" rapados y sobrados de peso y prepotencia (eso sí, abundan restaurantes exóticos de casi cualquier país del mundo, único punto de interés si vives en Corea, pero no si vienes de viaje).

Día 2:

El segundo día tiene mi recorrido preferido: la zona de Gwanghwamun. Esta inmensa zona alberga el palacio Gyeongbokgung, el más grande y prestigioso de Corea, el ayuntamiento de la ciudad (en obras hasta diciembre de 2011), etc. Como esta zona la visitaremos varios días, nos vamos a centrar en el primer palacio.
Si tomamos la línea 5 y llegamos a la estación Gwanghwamun, saldremos a una plaza alargada que es el símbolo cultural de Seúl. Esta plaza ha estado en obras durante 20 años y en agosto de 2010, precisamente el día de la independencia, quedó inaugurada por fin. Ni qué decir tiene que su visita es obligatoria y que nada tiene que ver con el amasijo de andamios que era hace apenas un año. 

Plaza Gwanghwamun y estatua de Yi Sun-sin
 Caminando en dirección a la puerta Gwanghwamun, en primer lugar encontramos la estatua de Ji Sun Sin, héroe del país que luchó contra los mongoles y los japoneses a finales del siglo XVI. Tras esta, veremos una del rey Sejong, principal artífice del Hangul, sistema de escritura coreano y considerado el monarca más importante de su historia.
Rey Sejong
 Tras pasar la puerta Gwanghwamun, entraremos en el palacio Gyeongbokgung, uno de los seis que podemos disfrutar en la capital y, según los coreanos, el más importante (pero no el más bonito, en mi opinión). La entrada al palacio puede ser caótica en verano debido al gran número de visitantes (ya que está considerado el monumento más importante de Corea). Se trata de un complejo de varios edificios y con jardines bastante amplios. 
Entrada al palacio
El acontecimiento historico más importante que tuvo lugar entre sus muros fue el asesinato de la emperatriz Myeongseong a manos de los japoneses (de forma bastante desagradable), lo que terminó con la dinastía Joseon en 1895, que gobernaba el país desde el siglo XIV.



Varias fotos del palacio

Al final del palacio encontramos la Casa Azul, residencia del presidente de Corea.
Tras la visita al palacio podemos dar una vuelta por la zona, comer en algunos de los restaurantes de comida tradicional coreana y llegar hasta el ayuntamiento dando un paseo (sentido contrario al que va hacia el palacio Gyeongbokgung).También podemos aprovechar para hacer compras.

Fotos de los alrededores de la zona
Justo al lado del ayuntamiento, que como se encuentra en reformas tan solo veremos un gran armazón de hierro con un diseño un tanto dudoso, podemos disfrutar de un segundo palacio más austero que el anterior: el Deoksugung.
El edificio gris con una pantalla es el ayuntamiento en reformas
  Este palacio destaca por su sobriedad pero merece la pena visitar por su cercanía a la zona. El palacio fue el lugar de residencia del emperador Gojong, donde abdicó en 1907 obligado por lo japoneses. El rey era un gran admirador de la cultura rusa, aspecto que se hace notar en el palacio, con una sala para tomar café de estilo ruso.
Entrada al Deoksugung
Las rocas indican el lugar donde se sentaban los ministros en las audiencias con el rey
Edificio de estilo ruso
La comodidad de esta zona reside en que no es necesario coger el metro o el autobús para desplazarnos, ya que con agradables paseos por las amplias avenidas podemos abarcar toda el área de visita.
Y hasta aquí el segundo día. En el siguiente post, más.



martes, 11 de enero de 2011

Una mirada a la política y la economía japonesas actuales「現在日本の政治と経済概要」

Después de mucho tiempo sin actualizar, retomo las riendas del blog con algunos temas que, si bien son algo serios, son interesantes a mi parecer.

Desde hace varios años es también conocida en occidente la inestabilidad de la política japonesa, con la sorpendente razón de a más de un cambio de presidente por año. Vamos a ver hoy el porqué de esta situación que, por increíble que parezca, no es nada nueva.

Aunque la forma de hacer política en Japón se asentó a finales del siglo XIX con los últimos coletazos de la reforma Meiji, que pretendían introducir al país en el camino de la democracia, todo esto se fue al garete conforme la cúpula militar, formada por ancianos conservadores, el llamado consejo de ancianos o Genrö (元老), se fue haciendo con el poder en la sombra, controlando a los primeros ministros y hasta al emperador.

Por esta razón, la democracia no llegó hasta la rendición de Japón en la Guerra del Pacífico y las reformas introducidas por el gobierno americano (conflictivas y que siguen dando que hablar en la actualidad). Estados Unidos elaboró una constitución a su medida, prohibiendo de antemano el rearme al país y controlando su política económica, gravemente dañada por las medidas para una economía de guerra. También realizaron tratados comerciales que les beneficiaba y dejaba a Japón en una situación de clara inferioridad (aunque esto se revirtiera en los años 70 y 80 debido al yen y a la fortaleza industrial nipona).

La ocupación americana duró hasta 1952. A partir de este año el parlamento japonés, bajo un sistema de monarquía parlamentaria, se hizo cargo del gobierno. Desde entonces, y hasta el año 2009, el partido conservador gobernó de forma casi continua el país a excepción de algunos años en la década de los 90.

Es esta una de las razones (digo una, que no la única) por la que la política japonesa actual carga con esa inestabilidad: la inexistente bipolarización del sistema (del multipartidismo ni hablamos). Durante décadas, los políticos del Partido Liberal Democrático (Jiyü-Minshu-Tö en japonés, 自由民主党, abreviado Jimintö) se afianzaron en sus puestos, tejiendo una inmensa red de contactos, amistades y negocios que, durante los primeros años beneficiaron a la industria nipona, pero a partir de los 90 todo estalló y salieron a la luz muchos casos de corrupción. Esta es una de las consecuencias de que un partido estuviera tanto tiempo en el poder: las empresas, como sabían que el partido en el gobierno iba a ser el mismo ya que era muy difícil que perdiera las elecciones (debido sobre todo a la patológica aversión de la sociedad japonesa al cambio), sobornaban a los políticos para que favorecieran sus negocios.

Con todo, la economía japonesa experimentó uno de los mayores crecimientos de la historia de la humanidad y durante la era dorada (desde una mirada amplia, sería desde finales de los 60 a finales de los 80) la población se enriqueció hasta niveles insospechados. El consumo interior era alto, el comercio exterior muy productivo y a todo esto ayudó la moneda japonesa, considerablemente barata.

Sin embargo, esto perjudicaba a los norteamericanos, que veían como los productos japoneses invadían su mercado y la balanza comercial estaba desigualada. Por ello, en una reunión con el primer ministro japonés y los dirigentes de varios países, acordó la subida del yen en 1985.

Esto fue el detonante de la larga crisis que soporta Japón desde principios de los 90. El consumo interior disminuyó y muchas empresas quedaron endeudadas. Todo tuvo como consecuencia el estallido de la burbuja económica a principios de los noventa, que echó al traste el crecimiento continuado japonés desde la posguerra.

Precisamente fue en estos años cuando se produjo un cambio de gobierno: el sempiterno gobernante Partido Liberal Demócrata perdió las elecciones y formaron coalición de gobierno una serie de partidos de la oposición en 1994. Si bien esta coalición no empezó mal, no duró mucho, pues al par de años el Jimintö volvió al poder.

Los cambios de primer ministro seguían sucediendo: unos dimitían por corrupción, otros por incapacidad, otros por escándalos, etc. Aún así, la sociedad japonesa seguía votando al partido conservador (esto no es una característica solo de los japoneses, por lo que veo). Sin embargo, llegó el año 2001 y el idolatradísimo Koizumi Jun-ichirö (el Richard Gere japonés, le llamaban, no sin razón) se hizo con las riendas del poder. Este señor es uno de los políticos japoneses mejor valorados, posiblemente gracias a su populismo. Conservador y bastante polémico, su popularidad en Japón iba en aumento, a la par que el odio que generaba entre el resto de países asiáticos por sus controvertidas declaraciones en relación con la guerra del Pacífico y su visita al templo Yasukuni, dedicado a los japoneses caídos en combate y que supone una afrenta al pueblo coreano y chino.

Koizumi dimitió en 2006 por razones personales y con una alta cota de popularidad. Desde entonces, y hasta el año 2009, le sucedieron 3 primeros ministros, uno por año. La escasa populalidad de Taro Aso (2008-2009), uno de los políticos más odiados del nuevo siglo por sus comentarios que yo calificaría de "persona poco inteligente", hicieron al Jimintö perder las elecciones en 2009 frente al Partido Democrático (Minshuto, 民主党, de centro izquierda, aunque yo no lo calificaría como tal) por primera vez.

El Partido Demócrata estaba dirigido por Yukio Hatoyama, nieto de un antiguo Primer Ministro. Su victoria fue un hito en la historia políticia de Japón y realmente tenía un programa de modernizar el gobierno, durante décadas estancado. Una de sus medidas más populares era reducir el número de burócratas, que desde los años 50 controlaban la política y, sobre todo, encarecían los impuestos y ralentizaban cualquier procedimiento.

Sin embargo, su mandato duró hasta junio de 2010, cuando tuvo que dimitir por el escaso apoyo popular (totalmente opuesto al de un año antes) y de su propio partido. La razón principal fue "bajarse los pantalones" frente a Obama (siento no encontrar otra expresión, pero es la que me parece más adecuada) y mantener la base militar norteamericana en Okinawa, a pesar de que una de sus promesas electorales era eliminarla.

Le sucedió Naoto Kan, actual primer ministro que ha tenido que superar algún que otro escollo dentro de su propio partido, pero cuya aceptación en la población japonesa es bastante buena, pues se le ve como un político honrado y capaz.

Veremos qué le depara a Kan, cuyo principal problema está en su propio partido, el antiguo secretario general del mismo Ichiro Ozawa, que le ha declarado la guerra por el poder.