martes, 2 de noviembre de 2010

Nagasaki 長崎

Hoy voy a hablaros sobre Nagasaki, desgraciadamente conocida por la bomba atómica que desoló la ciudad en agosto de 1945. Nagasaki está a escasamente dos horas en tren desde Fukuoka, por lo que si estáis en cerca, no dejéis de visitarla, pues merece la pena.


 El centro de Nagasaki, atravesado por el río Urakami

Como comenté en el post sobre Fukuoka, Nagasaki fue el puerto donde atracaban los europeos, especialmente los holandeses, cuando el país se abrió al comercio exterior, y eso se deja notar en algunos de sus monumentos y en el ambiente de la ciudad. Por ejemplo, el Parque Glover alberga las casas y mansiones de los europeos que vivieron aquí a finales del siglo XIX (el nombre de Glover viene por el empresario británico que introdujo la locomotora de vapor en Japón).

 Puerto de la ciudad. El mar forma un surco al entrar lo que facilitaba la defensa marítima

Los principales, y más conocidos, monumentos y lugares turísticos de la ciudad tienen como tema la paz y el triste acontecimiento que la hizo famosa. El motivo es muy sencillo: prácticamente toda la ciudad es nueva, ya que fue completamente reducida a cenizas.

 El tranvía es el medio de transporte más popular en Nagasaki

En primer lugar, tenemos el Parque de la Bomba Atómica (原爆公園), construido justo en el lugar donde cayó el artefacto. En las fotos podéis ver una estatua de una madre con un niño, que simboliza la paz y el entendimiento entre civilizaciones. En el mismo recinto podemos visitar el Museo sobre la Bomba Atómica.

 


A unos metros de este parque, nos encontramos con otro más conocido aún, el Parque de la Paz de Nagasaki (平和公園), con el coloso que adorna muchas de las postales y fotos emblemáticas de la ciudad. A medida que vamos entrando en el Parque de la Paz, en dirección al coloso, podemos observar diferentes estatuas monumentos (algunos de ellos con la clásica representación de la madre con el bebé) cedidas por las embajadas y consulados de diversos países abogando por la comprensión mutua, el desarme nuclear y el cese de las guerras. 

 Parque de la Paz con el coloso

Estos parques son sin duda los símbolos más representativos de la ciudad. Si tenéis la oportunidad de leer las inscripcciones que se hallan en ellos, hacedlo. Son conmovedoras.

Un aspecto a destacar de la ciudad de Nagasaki es que fue uno de los lugares donde vivió el famosísimo Ryoma Sakamoto, del que ya os contaré otro día. A modo de introducción, Ryoma Sakamoto fue uno de los artífices de la revolución Meiji, que derrumbó el sistema feudal y modernizó Japón. Además, Sakamoto creó en Nagasaki la que está considerada como la primera empresa japonesa de comercio internacional: la Kameyama-shachu (亀山社中).

Exposición Temporal de Nagasaki sobre Ryoma Sakamoto


Otra de las atracciones de Nagsaki es la isla de Dejima, una isla artificial creada en 1636  por órdenes de la familia Tokugawa (los señores feudales que gobernaban Japón) para encerrar a los predicadores portugueses, pues el cristianismo fue perseguido duramente durante los más de 200 años de gobierno. Más tarde, tras la prohibición de comercio exterior, los comerciantes holandeses fueron confinados a esta isla, donde continuaron con sus actividades. Cerca del puerto de Nagasaki, sin necesidad de ir hasta la isla, podemos visitar Mini-Dejima, un complejo que recrea cómo era la isla en la época.


Sofukuji 崇福寺 uno de los escasos templos de Nagasaki

Personalmente, aunque Nagasaki no me sorprendió tanto como Fukuoka o Kumamoto, las tres ciudades principales del norte de la isla de Kyushu, al sur de Japón, sí que merece una visita de un par de días; aal menos para deleitarse con los bizcochos de Nagasaki, herencia de la cultura portuguesa que siempre ha estado muy presente en la región.

¡Hasta el próximo post!

domingo, 31 de octubre de 2010

Fukuoka - 福岡

Hace aproximadamente un mes me hice una escapada a Fukuoka, una ciudad de Japón a la que nunca había ido y que siempre había tenido ganas de visitar. La oportunidad me la brindó la festividad de Chuseok, de la que hablaré en otro post más adelante.
Playa de Momochi y la Torre de Fukuoka





 Fukuoka se encuentra en Kyushu, la más septentrional de las cuatro islas principales del país nipón. La ciudad siempre se ha caracterizado por su amalgama de culturas: coreana, europea, china y, por supuesto, la local.

Este multiclturalismo viene dado por que desde antiguo Fukuoka ha sido el punto de contacto de Japón con el resto del mundo. Me explico: al situarse en el suroeste del país, tiene a muy poca distancia a Corea del sur, lo que siempre le ha facilitado el comercio marítimo. Es más, está tan cerca de Corea que se tarda menos en ir en avión hasta este país que a Tokio.

Interior del complejo de Canal City: sencillamente impresionante
 La conexión de la isla de Kyushu con Europa se remonta al siglo XVIII. Durante el shogunato Tokugawa (1603-1867), época en la que el señor feudal militar (shogun) gobernó el país con mano de hierro, cerró las puertas de Japón al comercio exterior y aisló al país por completo de cualquier influencia extranjera durante su mandato y los siguientes (más de 250 años). Los pocos comerciantes o cónsules que quedaban (holandeses, los únicos a los que se les permitió quedarse) fueron relegados a la isla de Dejima, en Nagasaki, a dos horas de Fukuoka. Justo cuando el país comenzó a abrirse al comercio exterior, obligado por los Estados Unidos, en la segunda mitad del siglo XIX, Fukuoka fue de los primeros puertos en recuperar la actividad comercial con Europa. De esta manera, fueron muchos los países occidentales que se establecieron aquí para comenzar su andadura empresarial en Japón.


Exterior e interior del Santuario sintoísta Kushida 櫛田神社

El río Naka divide a la ciudad en dos zonas: Tenjin, zona comercial, y Nakasu, distrito de ocio. La primera es una vastísima zona de centros comerciales, tiendas de ropa, etc. que trata de satisfacer el afán consumista que tanto caracteriza a los japoneses. Culturalmente no tiene mucho que destacar, pero sí que merece la pena darse una vuelta por sus modernas calles.

Distrito comercial de Tenjin
El distrito de Nakasu sí puede presumir de tener más interés cultural: el Shofuku-ji, austero y bastante escondido, es, por lo visto, el templo budista más antiguo de Japón, y fundado por el introductor del zen en Japón.
 

Templo Shofuku-ji 聖福寺

El distrito de Nakasu también alberga el Canal City, un complejo comercial cuyo diseño dejará a más de uno muy sorprendido. Personalmente, fue de lo que más me gustó de Fukuoka, ya que su estructura armoniza muy bien con el pequeño canal artificial que lo atraviesa.


Más fotos de Canal City

Sin duda, podría decirse que Fukuoka es una ciudad nipona como otra cualquiera, pero no es del todo cierto. El ambiente que se respira en la isla de Kyushu la hace bastante diferente; es una atmósfera más sureña, con unos lugareños muchos más abiertos al mundo de lo que puede ser un japonés medio y un paisaje más exótico.

Desde mi punto de vista, parece una ciudad muy agradable para vivir, alejada del barullo de urbes como Tokio u Osaka. Con un encanto que me hace pensar por qué no he visitado antes esta moderna y limpísima ciudad. 

Un lugar en el que me gustaría vivir en el futuro. A ver en lo que queda esta idea...

¡Buen fin de semana!

viernes, 29 de octubre de 2010

Momiji 紅葉

El otoño es mi estación del año favorita (al menos desde que vivo en Asia) y la razón es bastante simple: me fascina el Momiji (o Köyö, dos maneras diferentes de leer en japonés la misma palabra escrita en kanji 紅葉).

El Momiji es ni más ni menos que el color rojizo o anaranjado que adquieren los árboles (sobre todo el arce) en la temporada otoñal. Os pongo algunas fotos para que lo veáis:

Fotos tomadas en los jardines del templo Ryoanji, en Kioto, Japón (2007)


Por lo visto solo puede observarse en algunos países del Pacífico, como Corea y Japón, en Mongolia, en China y en algunas zonas de Rusia.
El Momiji suele aparecer a finales de otoño en Corea y a lo largo del mes de noviembre en Japón, conforme va haciendo más frío y avanza el otoño.




 La armonía que se crea de la combinación entre el color de estos árboles con la madera de los templos en Japón es embriagadora. Sin duda, uno de los mayores atractivos del país nipón, especialmente en Kioto, donde el Momiji suele durar más tiempo que en la capital.




Tohoku, la zona norte de la isla de Honshu en Japón, es especialmente famosa por su Momiji, donde empieza a notarse ya a principios de octubre, pues el frío hace sus primeros pinitos antes que en las zonas centrales del país.





Seguramente muchos de vosotros conoceréis el famosísimo Sakura (florecimiento de los cerezos en Japón), ya que tiene bastante reputación en occidente y los japoneses se han encargado de popularizarlo como un elemento cultural más.


Pues bien, el Momiji es, a mi modo de ver, la versión otoñal del Sakura. Un acontecimiento estacional que provoca aglomeraciones bastante desagradables de gente los domingos de otoño.


Una agradable sorpresa que me he llevado este año ha sido ver que en Corea el Momiji no tiene nada que envidiar al japonés. Buena muestra son las siguientes fotos:



Cascada en Gachon, zona oriental del Corea, al este de Seúl

Mientras que el Sakura simboliza lo efímero de la vida, la belleza que muere; el Momiji evoca la melancolía y la soledad, invita a la reflexión y al cambio. Según me han comentado, en Corea se tiene la creencia de que la primavera es la estación de las chicas, por su colorido y viveza; pero el otoño es la estación de los chicos, cuando se sienten más melancólicos y existencialistas.

Que paséis un buen día.

Vuelve el Blog Japón - Corea

Después de un montón de meses sin actualizar, me he decidido a reanudar el blog y, sobre todo, a escribir con asiduidad.

Espero que disfrutéis esta nueva estapa y también podéis ver las actualizaciones en Twitter

miércoles, 3 de febrero de 2010

Parque Inokashira 井の頭公園

Volvemos al apartado turístico del blog para hablar de uno de los parques más bonitos de la ciudad de Tokio: el Inokashira Koen (Koen es parque en japonés).

 
El parque en primavera, cubierto de sakura

Se encuentra en la zona de Kichijouji, una de las regiones de las afueras de Tokio preferidas por los estudiantes universitarios para vivir mientras estudian la carrera. Tokio, a grandes rasgos, se divide en 23 distritos y 26 ciudades colindantes más pequeñas. Kichijouji se encuentra en estos exteriores de la ciudad, aunque en tren podemos llegar hasta allí en relativamente pocos minutos. Concretamente se sitúa entre la ciudad de Mushashino y de Mitaka, esta última célebre por albergar el famosísimo museo del Estudio Ghibli, quizás el estudio de animación nipón por excelencia.

 
 
Kichijouji de noche

El parque Inokashira es especialmente famoso por llenarse de tokiotas en el mes de abril para celebrar el florecimiento del sakura, la flor de cerezo, toda una festividad primaveral en el país nipón, a la que se le da la bienvenida comiendo y bebiendo bajo los árboles recién florecidos. El Hanami, es decir, el acto de ir a observar las flores en primavera, es una costumbre muy arraigada en la sociedad japonesa, pues está  muy  vinculada al espíritu japonés: consideran que la vida, al igual que el sakura, es efímera pero de una belleza inconmensurable. Esta es la razón por la que la flor de cerezo, que apenas dura unas pocas semanas en flor antes de caer del árbol, es tan importante en la cultura nipona.

Estanque del parque

En el aspecto histórico, el parque no tiene gran cosa que comentar. Únicamente que es, como muchos otros parques de Tokio, un gran jardín que el emperador donó a principios del siglo XX a la ciudad como regalo a los ciudadanos.

 
Haciendo los preparativos para la fiesta


Por último, no podía despedirme sin destacar el Iseya, un restaurante de Yakitori (pinchitos de pollo) y que, en mi humilde opinión, es el mejor sitio para comer este plato en Tokio. Con un ambiente típico tokiota y llenisimo siempre de clientes, el Iseya es uno de los mayores atractivos de Kichijouji, una región desgraciadamente muy pasada por alto por los turistas y muy querida por los japoneses

 
Entrada al Iseya

lunes, 1 de febrero de 2010

Natsume Soseki 夏目漱石

Tras este lapsus más largo de lo deseado en que he dejado de lado el blog, retomo las actualizaciones para hablar del padre de la literatura moderna japonesa: Natsume Soseki (夏目漱石).

Fotografía de Natsume Soseki

Soseki nació en el seno de una familia de clase media-alta, lo que benefició su educación académica. Como podéis ver en la foto, es un autor de principios del siglo XX: nació en 1867, en plena revolución Meiji, y murió en 1916, aquejado por una úlcera de estómago y dejando su obra Meian sin acabar. Gran parte de su actividad narrativa estuvo marcada por la horrible soledad que experimentó durante los tres años que le destinaron a Londres, ciudad que no fue de su agrado (no es el único...).

Su obra se caracteriza por un finísimo sentido del humor (de la época, por supuesto) con el que repasa con  hábil sarcasmo la sociedad japonesa de principios de siglo. Su obra Yo, el gato es un claro reflejo de lo que os estoy comentando. Desde la perspectiva de un gato, nos presenta un análisis del Japón de la época.

Su obra más famosa, Kokoro, de lectura obligatoria en la educación secundaria nipona, es, sin lugar a dudas, su novela más amarga y pesimista. La palabra Kokoro, muchas veces traducida al español por corazón, engloba también el alma, la psique y los sentimientos del ser humano. Es un concepto que no existe en forma de una única palabra en nuestra lengua y que puede ser un poco complicado de entender para el lector occidental. La novela relata la relación del protagonista con su Sensei (maestro), sus padres y, por último, nos introduce en el amargo pasado del citado Sensei. Es la obra representativa de la literatura moderna japonesa, solo equiparable al Quijote o a Macbeth.

Seguimos con Sanshiro, obra recientemente traducida al español. No voy a comentar los fallos, faltaba más, pero llega a ser lamentable la escasez de vocabulario que presenta la versión traducida. Lejos de hacer justicia a la obra de Soseki, se queda en un mero intento de conseguir una traducción aceptable, cosa que sí consigue la de Kokoro. Una lástima, desde luego, ya que la pureza y la ingenuidad de Sanshiro son dignas de una versión mejor. Un maravilloso retrato de la juventud.

Para el final dejo mi novela favorita del autor: Botchan. Desconozco la calidad de la versión traducida, pero tengo que decir que leer el original es una auténtica delicia. Inocente, pero sarcástica,;culta, pero sencilla; de argumento simple, pero sumamente inteligente. Me desharía en halagos ante esta obra maestra, corta en extensión pero de una riqueza inconmensurable. El protagonista, un joven recién licenciado, es trasladado a un instituto de la isla de Shikoku, la zona más rural de Japón, para dar clases. Nuestro sibarita protagonista  tendrá que lidiar con los rebeldes e indomados adolescentes y con sus provincianos vecinos. Esta obra es un reflejo de la sociedad rural de principios del siglo pasado y, además, está basada en la propia experiencia del autor, que también fue trasladado a Shikoku.

Eso es todo de este genial autor que, aunque no para todos los públicos, sobre todo aquellos que no  gusten de su antiguo estilo literario, posee una obra que es un impresionante coral de los sentimientos más puros, inocentes y sinceros del ser humano. Su importancia es tal que durante muchos años su retrato fue la imagen de los billetes de mil yenes.


Las fotografías, sacadas de Wikipedia, son de dominio público.

miércoles, 20 de enero de 2010

Templo Bongeunsa 봉은사

El templo Bongeunsa es uno de los recintos budistas más grandes de Seúl. Se encuentra en la zona de Gangnam, que ya comenté anteriormente, justo al lado del COEX, el centro financiero de Seúl y que alberga uno de los centros comerciales más grandes de toda Asia en su interior.


Entrada al templo vista desde atrás. Contrasta con los edificios modernos del fondo

Pero sigamos con el templo en cuestión. Su construcción data del año 794 y, aunque fue gravemente dañado durante la Guerra de Corea, algunos de sus edifcios más antiguos aún siguen en pie.


Monje del templo
 
Jardines del recinto

 Debido al avance del confucionismo, el budismo sufrió un duro revés durante la dinastía Joseon (que gobernó desde el siglo XIV hasta principios del XX), con represiones por todo el país a los creyentes. Sin embargo, gracias a la reina Munjeong, el budismo experimentó un breve resugimiento durante el siglo XVI. Por ello, el templo Bongeunsa se convirtió en el centro espiritual del budismo Seon, más conocido en occidente por budismo Zen, tal y como se le llama en japonés.




Los interiores del templo destacan por estar bastante más recargados que otros templos coreanos, y los centenares de esatuillas budistas de oro que podemos observar nos permiten comprobar la buena salud de la que goza hoy en día el budismo también. Del techo cuelgan plegarias de color rojo, que contribuyen en el ambiente recargado y elegante.


Exterior adornado con lamparillas blancas

Estatuillas doradas de Buda

No obstante, este templo es conocido por su enorme estatua de Buda situada en su parte posterior. Sin lugar a dudas, impresionante. Su contraste con los grandes edificios colindantes nos da la impresión de estar  observando pasado, presente y futuro de un solo vistazo.

 

 
Imágenes de la gran estatua de Buda

lunes, 18 de enero de 2010

Asakusa 浅草

La capital nipona, aunque no escasea de templos y santuarios, están muy masificados y son, por lo general, muy actuales, ya que la mayoría fueron destruidos por los bombardeos norteamericanos durante la II Guerra Mundial y han sido restaurados hace relativamente poco. Por ello, si lo que queremos es impregnarnos de esa inigualable atmósfera medieval japonesa, tendremos que recurrir a otros sitios más alejados como Kioto (incomparable), Nara, Kamakura, etc.

No obstante, si solo podemos visitar Tokio en nuestro recorrido, con Asakusa probablemente podemos quitarnos esa espinita. Asakusa es, sin lugar a dudas, el punto de referencia cultural del Tokio tradicional.

Puerta Kaminarimon. Entrada al templo Sensoji

A Asakusa se la conoce por su templo, el Sensoji, y los puestos de venta de artículos tradicionales que encontramos en el interior de su recinto. Pero esto no es todo. Asakusa en sí es el centro del Shitamachi, los barrios bajos del antiguo Edo, que es como se conocía a la ciudad de Tokio hasta llegó la Revolución Meiji.
El ambiente de Edo, de edificios bajos, puestecillos de comida en las calles y ese olor inconfundible a época feudal solo queda empañado por la masificación turística del lugar. Visitado por más de 20 millones de personas al año, contemplar el templo Sensoji con traquilidad es una tarea bien difícil.


Nakamise, conocidísimo paseo de puestos de venta de souvenirs

Pero vamos por partes. Una vez hemos llegado al distrito de Asakusa, lo que posiblemente más nos sorprenderá es el extraño contraste de los templos con rascacielos y oficinas al fondo. Este fenómeno es la tónica en muchas ciudades niponas, pues el país combina el modernismo y la tradición a partes iguales (unas veces con más gloria que otras).


También es Asakusa, pero con una panorámica bien distinta

Entraremos al recinto del templo Sensoji por la Kaminarimon, la puerta del trueno, que nos da la bienvenida al templo con su enorme lámpara de papel. Esta nos llevará hasta una larga calle peatonal, la Nakamise, atestada de tiendas de souvenirs,  bastante baratas y donde es fácil encontrar regalos típicos: adornos, yukata (kimonos de verano), artículos de Kitty y Doraemon (que poco tienen que ver con el Japón tradicional, pero bueno), camisetas con kanji escritos, dulces y un sin fin de productos que, si bien pueden sacarnos de un aprieto para algún que otro regalo, tampoco tienen mucho que destacar, pues son artículos fabricados por grandes empresas sin ningún valor cultural más que el de presente de recuerdo. Antes de llegar al templo, podremos observar una pagoda de 5 pisos a la izquierda.

Pagoda de cinco pisos

Cuando llegamos a las cercanías del templo, nos llamará la atención el incensario donde los visitantes se impregnan del humo que despide: se dice que llama a la buena suerte.


 Incensario que atrae a la buena suerte

El templo en sí está dedicado a Kannon, la bodhisattva de la compasión budista. Un bodhisattva es, para la filosofía budista, un ser en el estado previo a la iluminación, es decir, antes de convertirse en Buda, y que dedica su vida a este propósito. Es fuente de inspiración de muchas obras de arte de oriente y su representación como Kannon refleja la compasión del mundo.


Edificio principal del Sensoji

Aunque la primera piedra del templo Sensoji data del 645, en realidad fue reconstruido tras la II Guerra Mundial. Tras esto se ha convertido en uno de los emblemas turísticos de Tokio y, por consiguiente, en uno de los lugares más visitados de Japón.