Antes de dejar el hotel cogí un barco, el Express Boat, para recorrer el río Chao Phraya y llegar al templo Wat Arun. Es, sin duda, el medio más cómodo de llegar. Nos podemos bajar en el puerto número 8 y coger una pequeña balsa que nos lleva hasta la orilla opuesta.
Wat Arun
Llamado así por estar dedicado a Aruna, diosa hindú del amanecer, su estilo difiere bastante de otros templos de la ciudad. Compuesto por un prang central (torre propia de los santuarios hindúes que simboliza el monte Meru, donde habitan los dioses) enorme y cuatro más pequeños en las esquinas. Se puede subir hasta la mitad aproximadamente del prang central, y merece la pena el esfuerzo de escalar esos peldaños imposibles para disfrutar de las vistas del río desde lo alto. El esfuerzo de subir los escalones, muy estrechos y altos, simboliza la dificultad de lograr alcanzar los niveles más altos de la existencia humana. La imagen de las torres vistas desde el río tampoco tiene desperdicio.

Con este templo podemos observar muy bien el sincronismo del hinduísmo con el budismo. La fe budista se ha caracterizado en toda su historia por ser tolerante y abierta, por lo que el sincronismo de esta con otras religiones y culturas no es nada extraño en los países asiáticos. Esta fusión del budismo (a nivel tanto artístico como religioso) con otras religiones no solo se da con el hinduísmo, propia del sudeste asiático, sino que también podemos encontrarla en Japón, con el sintoísmo; en Corea, con el confucianismo (este, más bien una filosofía), y en China, con el Taoísmo.
Este es el tercero y último de los principales templos de Bangkok. Si vamos a estar un solo día de visita por la ciudad, el recorrido recomendado es: Wat Arun, Wat Pho, Wat Phra Kaeo. Nos dará una vista general del budismo tailandés.
Tras esto, volví al hotel a recoger mis cosas y me dirigí caminando a La zona este de Sanam Luang, donde se ubica un gran número de templos menores, no por ello menos espectaculares. Además, su escasa afluencia de turistas me permitió disfrutar mucho más de un ambiente más místico.
Wat Ratchabophit
Cerca de Sanam Luang, no entra en la lista de templos principales, pero dicidí visitarlo por estar en una zona con templos muy cercanos entre sí.
La entrada es sobrecogedora, con unos detalles en la arquitectura del pabellón principal y los muros que no había visto en otros templos. Tiene una estructura circular y su estilo es una mezcla asiática con influencias europeas, bastante común en los templos de Bangkok. Fue construido durante la segunda mitad del siglo XIX y las piezas que forman los coloridos muros y columnas están echas de porcelana. El pabellón principal es de estilo de Sri Lanka, donde el chedi (la columna dorada de la foto) se encuentra sobre este.
Wat Suthat
De construcción más temprana que el anterior, su blanco pabellón (wihan) es el más grande de la ciudad. Tuve la suerte de entrar cuando un monje estaba oficiando unos rezos, por lo que encontré a bastantes fieles en el pabellón recitando las escrituras. La lectura se hace con cánticos indescriptibles, que recuerdan a invocaciones o ritos místicos. Toda una experiencia, diferente de las que había presenciado en Japón o Corea. El Buda del interior es inmenso, y los murales vuelven a ser imponentes: ofrecen una representación de la cosmología budista.
En el exterior del wihan tenemos un gran número de estatuas de Buda muy similares a las del Wat Phra Kaeo.
Wat Rachanadda
Desafortunadamente, el templo estaba en reconstrucción, aún así se podía visitar por fuera, con el consiguiente estorbo de los andamios. El pabellón es metálico, algo muy poco común en Tailandia, y el chedi es también de estilo de Sri Lanka.
Fuera del templo hay un larguísimo mercado de amuletos y demás artículos budistas.
Por último, vi el exterior del Monte Dorado, llamado así porque tiene un Wat con un chedi de oro en la cima. No tiene demasiada altura y se asimila más bien a una pequeña colina. Antiguamente, era el lugar donde se realizaban las cremaciones.
Tras este maratón turístico, cogí el autobús hasta Siam Paragon, el centro comercial más espectacular de Bangkok, para descansar hasta la noche. Atestado de gente, estos grandes almacenes se encuentran en la conocida plaza de Siam, y te hace olvidar la pobreza de otras zonas. Aunque desgraciadamente la clase social con bajo nivel adquisitivo aún sigue siendo numerosa, existe una creciente clase media que se deja ver por estos lares para quemar la tarjeta de crédito.
Por fin llegó la noche y fui a coger el tren a la estación Hua Lamphong. De noche presenta un aspecto bastante tétrico, con luces muy tenues, sin aire acondicionado y un ambiente de principios del siglo XX. Incómoda, quizás, pero con espíritu propio.
Se presenta una larga noche sentado en el tren, esperando por fin a vislumbrar el por tanto tiempo ansiado mar.